Pues tengo un secreto… y no se lo he dicho a nadie, el, me ha hablado de tu luz.
Es que siempre me han gustado las casas de iluminación. Donde en la noche brillan sus cristales y su diversidad de lámparas en un vals de brillo que se componen en mi alma. y mis pupilas reflejo de luciérnagas. Detendría el instante en la hora precisa, eterna, parada en cada vidriera de mi buenos aires, observando cada una de sus lámparas que te iluminan a ti, luciérnaga.
Intensidad… yo diría…que belleza, tal vez no sea el sol, pues es luz que se compone en tantas lentas noches, junto a una luna y una estrella. Junto al brillo de tus ojos.
Tal vez he observado el reflejo en cada esquina, el que sabe de la historia, paralela a la serpiente la que espora energía eléctrica. Voy en 60 y la noche es de día, Vives, te despiertas, y te pierdes por un día.
Pero aun no se lo he contado a nadie, el secreto de tus casas, sus vidrieras y luciérnagas, es que ha empezado el otoño y he empezado desde arriba, muy bien sabes de sus tonos cobrizos y las hojas que circundan en el aire.
Y ha pasado dos años del invierno más frío del mundo donde campanita circundaba las vidrieras tenues en busca de la hoguera.
Y así te encontré Cubierto de colores rojizos con filtros de aire que golpean en mi nariz y calientan mi pecho.
Y ha pasado un año donde el último otoño desprendió un día.
Y terminaba el año del verano con una melodía.
Y en la carta I a la luna y a los astros, ha llegado el otoño de dos años antes, tal vez dos años después.
Me gustas más de grillos, de neblina pura. De ver cristalizada completamente la copa del árbol, de pequeño miedo silente (porque el misterio de juntarnos pudiera ser para siempre). Me gustas de arrullo lunar, de pasos mutuos sobre las hojas que olvidaron llevarse los vientos. Me gustas con tu benevolentísimo azul de ojera, de las mareas de mi vida. Me gustas lentamente para ser preciso, para lucharle hombro a hombro al egoísmo. Me gustas incluso sin estrellas, nocturna. Anochecida. Porque soy un loco, desconocido sueño. Hipopótamo bajo el agua que piensa que negro significa dormido; sapo viejo y contento... que sabrá Dios por qué o cómo se enteró, pero sabe que después del beso no viene la magia sino la posibilidad remota, infinita de un quemante - quitador de vida - segundo beso. Por eso no duermo, nocturna mía, porque aún no te encuentro.
de ayer fue lunes
o un otoño que nunca había venido..
ResponderEliminarme encantó lo que escribiste del sol.
me ha gustado mucho. suave. sutil.
Mujer, sigo vivo, buscame en http://fetidorincon.blogspot.com
ResponderEliminar:)
-L.
lo encontré desde aquella vez... había olvidado comentarte. se llama: taumatropo
ResponderEliminarpero ahora que lo mencionas.. un calidoscopio.. también se parece a tus historias. o tus historias ahí dentro.
He vuelto, y me pregunto y me pregunto
ResponderEliminary me pregunto.