(basado en la historia
real del Gran Hotel Manila).
30 de diciembre ...viendo un 2020.
Caía una gota sobre el vidrio, el mar
me hablaba de un dia pasado y de un año de ayer.
El frio transpasaba los vidrios.
Mi casa y yo veíamos la lluvia caer
sobre el mar, sentía nostalgia y ganas de recordar.
Pero como nunca había sentido que hoy
era mañana y Manila seria el comienzo de otro gran día, donde
dejaría atrás quien sabe que y para donde iríamos.
Pensé en el futuro, en las cosas que
quería cambiar, lo que quería conservar y lo que dejaría atrás.
Llamaría entonces “Comienzo”a este
día, donde cada gota era el mar y el mar era de gotas.
Llueve.
Mirándolo, comencé de nuevo, armaría
planes, una nueva vida, feliz.
Las olas se llevaban las miserias y
regresaban en la bruna la felicidad.
Comenzare hoy un 30 de diciembre,
diciendo -Hola pájaros, ¿ Los ves volar?, de a poco se sumergían
en mi alma y con ellos ese sentimiento que me hablaba de libertad.
La sentía en las palmas de mis manos,
mis piernas y mi voz.
Me invadía las ganas de gritar, las
ganas de correr, como el reflejo del porvenir.
Y siendo sincera dejo al tigre de lado,
me acongojo de hombros y pido disculpas, me entrego a la confianza en
busca de la paz y el secreto que me había regalado Manila. Como
saber que el silencio de las voces me abriría la puerta a lo que
tanto estuve buscando.
Por momentos de forma torpe, manotazos,
llanto y sonrisas, en un camino rocoso e insinuso, que habría
transitado aquel, este año llamado 2019.
Ya no era niña, con un sueño que
divagaba sobre las olas. Manila me había impulsado ahora a otra
persona. Tal vez sabiendo lo que quería, donde iba y lo que buscaba.
La fragilidad del pasado me había
hecho cambiar de rumbo en repetidas ocasiones, pero aquí, en este
momento era tan fuerte, así como el mar, sentir que nada podría
derrumbar.
Rompo en llanto y rompo por
descontruirme de forma artesanal cada órgano, cada célula y cada
molécula de mi fragilidad, de mi pureza y de mi amor.
Toco fondo y solo aquello que me hace
amar y ver con ojos de bondad, y es en ese preciso momento que
regreso... Tigre fuerte y reconstruyo con esencia únicamente basada
en el Amar.
Te espero Aquí silente y sintiente
Tigre de mar de alma suave de un 2020.
Escrito a Duo Naty Miodosky y Sole Asis, un dia lluvioso frente al mar.
Un interesante cadáver exquisito.
ResponderEliminarSaludos,
J.