miércoles, 10 de marzo de 2010

El desierto más grande del mundo

Aparente estado de coma, de punto medio, donde recorre el túnel a la velocidad de la luz y pasos muy lentos.
Estrepitosa noche donde no se ha preguntado de mañanas frías y mediodías aucentes, allí la encontró en la salina intacta, sobre el desierto del Sahara, donde sus formas son iguales para un sentir bien abierto, pero es ese echo, de cómo te pronuncias y en que partes llevas el acento.
Me llama la inconstancia, al inconciente paralelismo del mundo bipolar donde vives, en que transitas, es que vagas por el Sahara, en pleno estado de alfa, coma… y siga…

Tal vez África mía…
la niña africana y su bonete donde lleva multiplicidad de personalidades, se ha acercado al paralelismo, pero aquella fue paralelismo perpendicular, es que ha caído del cielo, en medio del desierto.

¿Porqué me has dicho que eres de arena...?,
¿Porqué curvas las líneas de las dunas...?,

Todavía es de día y te envuelvo y me envuelvo,
es que la noche no ha llegado,
y es donde nos tapamos de granos de arena, ansiando una gota de agua.
Sin mortero me he encontrado,
Gozando del paralelismo, pero ha caído del cielo y esta en pleno estado alfa,
Y en pleno estado de coma, ha olvido castillos, su nombre y a la distancia se disuelve grano, en el ventora del Sahara.

Eres graba, ya lo he dicho, hoy no construyo castillos, ya se, lo he dicho,
solo miro por aquel horizonte el que atrapa tus ojos,
ven cuéntame una historia…
De dragones humeantes, has sonar el Gong, enciende el sándalo,
luego háblame del sueños de los sonidos y sabores de otros mundos,
todo esta en el sentido del viento, en dirección del horizonte,
ven..., cuéntame una historia, hoy soy morador de estancias…

como la arena serena en el calido desierto, como grapa, el dibujo de las dunas,
pero las partículas han partido en el ventorral del mediodía.
Porque no te quedas, vas vienes, has consolidado morteros algún día y has dicho,
Levantad tu cabeza sin olvidar tus pies, observa la vida de la gente, son el acordeón del otoño y construías y demolías Partenón, en el que albergaba la imagen del oro, de morteros y piedras te habéis consolidado algún día.

Y has vivido en edificios abandonados, sin siquiera alma en pena que vague en sus instalaciones, los bien plantado, en la tierra, de firmes muros gruesos y tensas estructuras, donde nadie entraba ni salía de este cuerpo tan vació, ni el fantasma de la opera con sus bellas melodías.
De tensas estructuras, muros gruesos y morteros, te has venido de esos días.

Y te habéis encontrado un día en Cuerpo de hormigón armado, corazón fraguado y manos de cemento,
de cemento sin arena, en un sueño donde se había perdido, en el sueño del desvanecido.
Entre mareas de humanos, tierras de viento
y ocasos en plena soledad del valle
sin un nombre que la justifique.

Hoy grano de arena, en el desierto del Sahara,
sin mortero es que ha venido...
en el vaivén de la tarde, el acordeón del otoño...
en el oasis de la noche, el fantasma de la opera y sus bellas melodias...
y en la soledad del valle un grano de arena, del desierto mas grande del mundo.

1 comentario:

  1. quiero tener un acordeón de otoño, así, que suene y en vez le salgan hojas secas;

    que lo abras y sea de día que lo cierres y sea de noche

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