jueves, 5 de febrero de 2009

el ultimo beso

Como hienas siniestras rondaban en la sala, las parteras fumaban burlonas.



Exaltada y apunto de parir, tiro la bandeja de instrumentos de un gran golpe, se derramaron bisturís, tijeras, pinzas, agujas y todo lo que estaba a su alcance, la enfermera grito Muerta te va salir la niña, de culata nomás.
Primero te morirás vos grito la madre.
De inmediato llego él medico y dijo; La ostentosa mujer que vino ayer, solo era la abuela.
Y en el medio de la soledad, a las 4 de la tarde nació, la llamo Del Valle, así como esos silencios infinitos, tardes serenas que se dan solo en un valle.

Una tarde de 1987 como prófugo nomás se metió por la quinta y bajo por la barranca, llego de Paris, perdido, sin razón, sin conciencia, giraba, giraba, giraba y Ella perdidamente se enamora de Él.
Le compro una casa, en el barrio San Marcos y decía sin cesar; los árabes me comen los pies, los árabes me comen los pies.
Bestia una chaqueta negra de cuero, siempre la recuerda. Sus profundos ojos negros y su mirada perdida, eran tan parecidos.
Era feliz en esos días, la música sonaba al estar junto a el.
Tal vez recuerde la chaqueta negra porque yo siempre la veía, como ella sacaba el pan antes de cada comida y ahí se lo metía en aquella chaqueta, a escondidas de su madre, accedía a todo lo que él pedía. Como toda enamorada.
Son sueños entrecortados los que llegan, caramelos Lipo, permufume Mujercita, una bicicleta vieja, Dupuy, Lapenax y Valium
En el Borda conocí gente especial, saben, había un señor con una gran panzota, el pantalón le llegaba casi al cuello y en los pasillos del pabellón tocaba un piano de cola.
Muchas de estas almas las vi representada en HOMBRE MIRANDO AL SUDESTE, muchos años después.
Esas visitas la hacían feliz, conoció gente muy rara y muy buena. Solo a veces giraban un poco.
En ocasiones viajaba a Paris donde tenia su trabajo, día por medio las tres muchachas iban al correo en busca de giros, ella llegaba de la escuela y por primera vez su madre la recibía, días de gloria la anhelaban, la comida servida y de postre, unos grandes merengues con dulce de leche.
Pero las pastillas volvían, en Paris nadie las recibía, a pesar de haber corrompido toda la aduana, las pastillas volvían porque allá nadie las recibía.
De regreso a Argentina, con sus manos vacías y los árabes comiéndole los pies.
En ocasiones así se repetía.
Sueños entrecortados, la ambulancia en la casa, el tarro de Lapenax vacío, la camilla en la habitación y Del mar y ella escondidas, así infinitas desaparecían.
Así se repetía.
“La madre”, madre con acento y palabras mayores. No al electroshock dijo, no a la muerte en vida dijo, y prosiguió camino.
Esta un día no estaba y desde la cerradura de la puerta ella observaba como el cinto enroscaba en su cuello, de sopetón corrompió la puerta y con 8 nomás, lo remendó muy fuerte y el cinto en el ultimo cajón de su habitación, ella guardo. Escondido en lo más profundo de su corazón, así jamás lo encontraria.

El ultima beso, tal vez el adiós, estaba perdido, ausente, ruleta en la noche, en la puerta de la casa lo abrazo y le dio el que luego fue el ultimo beso.
Días después, de golpe cerro la ventana y le refilo la nariz al policía, no sé que noticia traería, quien sabe, quien sé.

Tal vez escapaba de los árabes que lo perseguían, o del choque de la India, o del cajón de manzanas que un día de niño lo albergo.
Se callo del antiguo pabellón del hospital, casi no hubo funeral, en un cajón de madera cual el cajón de manzanas, volvió al cielo, ese día, como llego a la tierra, dormido en un cajón de manzanas.El rio aún no derramo y fue allí que la enamorada guardo bajo candado un inocente corazón. Cosas de niños que no comprenden la razón.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

 
Free counter and web stats